Esta es una divertida historia que nos enseña una gran verdad del liderazgo de forma magistral. Si estás a cargo de un equipo de personas, si atiendes público o si eres entrenador, profesor o coach debes escuchar esta historia. Espero que la disfrutes y te suscribas a nuestro podcast.
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Hola Líderes, los saludo desde Mendoza – Argentina en donde me ocurrió algo muy curioso en el hotel en donde me hospedo y que me hizo recordar esta bonita historia que hoy comparto con ustedes en Llamada de Poder
Mil y Un Perritos
Una fría noche de invierno en medio de una torrencial tempestad se encontraba un perrito deambulando por la calle buscando refugio de la lluvia y el frío. En medio de su desesperada búsqueda entró por una enorme reja de hierro en forma de arco que tenía un letrero encima, pero que no leyó porque los perros no entienden nuestra escritura. Llegó hasta la puerta de la casa y pudo meter su cuerpo a través de un agujero en la puerta. Al interior se sorprendió al ver que no era el único que se estaba protegiendo de la lluvia, en la habitación había unos 1000 perritos más, mojados, escampando. Nuestro amigo vagabundo levantó de inmediato su colita en señal de alegría y alzó sus orejitas de manera cordial, a lo que los otros perritos respondieron con igual muestra de cariño. Luego el perrito comienza a ladrarle de alegría a un par de ellos que estaban cerca, pero todos comienzan a ladrar siguiendo el juego de nuestro empapado can. Así pasó un buen rato jugando y ladrando amistosamente a los perritos, y perdiendo el frío. En la mañana siguiente, nuestro perrito abandona la casa y mientras salía iba pensando:
-Que perritos tan agradables, de verdad que la pasé muy bien con ellos. Debo volver un día de estos a saludarlos.
Precisamente 2 días después en medio de otro fuerte aguacero otro perrito caminaba por la calle buscando refugio del frio y del agua, a lo que encontró la casa y el orificio para ingresar en su interior. Una vez adentro se encontró cara a cara con muchos otros perritos que parecían estar también mojados y huyendo del frío. Sintió miedo y quiso hacer respetar su espacio así que comenzó a gruñir en posición de defensa, pero instintivamente los otros perritos adoptaron también la posición de defensa y le comenzaron todos a gruñir. Furioso al ver la respuesta de los otros, el perrito recién llegado comienza a ladrar a todo pulmón como quien lanza improperios en medio de una pelea, pero los otros mil perritos no se quedaron atrás y comenzaron a ladrar con el mismo vigor e ira. Viendo esto, nuestro amigo no tuvo otra alternativa más que salir corriendo por donde había entrado mientras seguía ladrando gritando maldiciones en idioma perruno y pensando:
-Que perros tan desagradables y egoístas. Me arrepiento de haber entrado en esa casa. Nunca más volveré a pasar por acá.
Y allí iba el pobre vagabundo con la cola entre las patas, mojado y enojado mientras cruzaba la enorme reja de fierro en forma de arco en la que se podía leer… «LA CASA DE LOS MIL ESPEJOS»
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Esta es una linda historia que bien podría llamarse «El Reflejo de tus actos» porque nos muestra de forma magistral cómo nuestros actos le dan forma al comportamiento de los que nos rodean. Mi cara, mi postura y mis palabras son un espejo para los demás, por eso debo elegir muy bien lo que quiero que en ellos se refleje. Si vas por la vida haciendo amigos, amigos harás, pero si te mantienes gruñendo y mostrando los colmillos, después no te quejes de lo que recibes a cambio. De esta misma manera, el equipo es el reflejo del líder.
Una persona que lidere a base de amenazas, intrigas y chismes tendrá un equipo lleno de desconfianza y de conflictos entre sus miembros. Por otra parte un líder que une a su equipo a través del aprecio sincero, de la preocupación por el otro y del liderazgo con ejemplo de seguro que tendrá un equipo de alto desempeño.
Para terminar te dejo esta graciosa frase de un autor desconocido: «No eres responsable de la cara que tienes, pero sí de la cara que pones»
Eso es todo por hoy Se despide tu amigo Juan Carlos Cano
Chao, chao.
Que historia tan bkn… y tal cual, así como tratas te tratan.
Esto debería ser un mandamiento obligatorio universal.
Muy muy buena!