Cuando lideramos equipos de trabajo, podemos caer el un gravísimo error de gestión del talento humano. Puede ser la presión por conseguir las metas o por el afán del día a día, pero si cometes este error el precio a pagar será muy caro para tu organización.

Si deseas escuchar esta historia usa el siguiente reproductor.

Metáfora adaptada del libro "Cuentos que mi Jefe Nunca me Contó" del español Juan Mateo Díaz

 

En una ocasión un carnicero que estaba atendiendo a sus clientes vio que un perro se metía en la carnicería, y empezó a gritarle para que saliera de la carnicería, pero el perro salió y a los pocos minutos volvió a entrar, y después de entrar y salir unas cuantas veces más el carnicero se dio cuenta que el perrito tenía algo en la boca.

Saliendo del mostrador se acercó al perro y vio que lo que traía en la boca era una nota envuelta en un plástico. Cogió la nota, la leyó y la nota decía lo siguiente:

«¿Podría usted enviarme medio kilo de chuletas y 5 salchichas?»

Envuelto en el mismo plástico también venía un billete que cubría el valor del pedido. El carnicero preparó el pedido y una vez estuvo listo metió en una bolsa las chuletas, las salchichas, junto con el cambio que había quedado, abrió las asas de la bolsa y el perro abrió su boca sujetando la bolsa y abandonó la carnicería. El carnicero estaba realmente asombrado y decidió salir detrás del perro para ver qué hacía. 

El perro caminó por la calle hasta llegar a un semáforo donde se paró. Puso la bolsa en el suelo, se alzó sobre sus dos patas traseras y apretó el botón para que el semáforo cambiara a verde (el botón de los peatones). Esperó sentado con la bolsa de nuevo en su boca hasta que el semáforo le dejó pasar. Cruzó tranquilamente la calle y caminó hasta la parada de autobuses. Al llegar allí, observó las señales que indicaban los diferentes autobuses y sus rutas, y el perro se sentó y esperó. El carnicero a toda esta, estaba a una distancia prudente y continuaba viendo, vigilando al perrito. Viendo qué hacía. Al poco rato, paró un autobus, pero el perro no se movió. Un poco más tarde llegó otro autobus, y el perro subió rápidamente por la parte de atrás para que el conductor no lo viera. El carnicero no daba crédito a lo que estaba viendo y también se subió al autobus. Tres paradas después, el perrito se paró en sus dos patas y tocó el timbre, de manera tal que cuando el autobus paró y abrió sus puertas, el perro se bajó y el carnicero detrás del perro. 

Los dos caminaron unos minutos más hasta llegar a la puerta de una casa. El perro dejó la bolsa y comenzó a golpear la puerta con sus patas delanteras mientras ladraba. Como nadie le abría, dio un salto y se subió a la baranda del ante jardín y desde allí saltó a la cornisa de la ventana, era una ventana de vidrio y comenzó a golpear varias veces el cristal de la ventana. Saltó otra vez a la calle y volvió a colocarse frente a la puerta. A los pocos segundos, la puerta se abrió y salió un hombre que sin mediar palabra empezó a golpear al perro mientras le gritaba que era un inútil.

Al ver aquello el carnicero se fue encima del hombre, lo sujetó para que no le pegara más al perro y le dijo:

— Pero por favor, ¡Deje de pegarle al perro! ¿no se da cuenta que está cometiendo una injusticia? Este perro es un genio. 

— ¿Un genio? — gritó el hombre—  Este perro es un imbécil. Es la segunda vez esta semana que sale y que se olvidan las llaves.

 

***********

 

¡Vaya historia! pobre perrito.

Bueno, fíjense que en nuestro ejercicio de coordinadores o directores de equipo de trabajo siempre pretendemos sacar lo mejor de nuestros equipos y mantener un equipo de alto desempeño y de alto rendimiento, pero eso nos lleva muchas veces a ser demasiados exigentes y a centrarnos solo en los errores, de ese modo la retroalimentación que damos a nuestro equipo lo único que hace en frenar la iniciativa y reducir el compromiso que ellos tienen. Evaluar los errores es algo esencial para forjar el mejoramiento continuo, pero simplemente centrarnos en recalcar los errores no nos ayuda a generar sinergia de equipo.

Por último, para terminar con la reflexión, hay una pregunta. La pregunta es, ¿como líder le haces seguimiento o perseguimiento a tu equipo de trabajo? como líderes, ¿hacemos seguimiento o perseguimiento a nuestros equipos?

Eso es todo por hoy, se despide su amigo Juan Carlos Cano

Chao chao

About Juan Carlos Cano

Juan Carlos Cano U. (1979) nació en Venezuela y ha tenido la fortuna de vivir en Venezuela, Colombia y Chile. Durante varios años fue docente de cientos de estudiantes de primaria, secundaria y de varias universidades de Colombia. Ha trabajado de la mano con miles de empresarios impartiendo temas de liderazgo, trabajo en equipo y finanzas personales. Su carrera como asesor de empresas y organizaciones la ha desarrollado en varios países de Latinoamérica. En el 2018 escribe su primer libro "Despertar Sin Deudas" que en solo una semana se posiciona en la lista de Bestseller de Amazon en Estados Unidos, España y México. En su ejercicio de más de 15 años como asesor de organizaciones y empresas en varios países ve con dolor como gran parte de las personas con quien interactua presentan serios problemas financieros, por ello decide escribir "Despertar Sin Deudas" y entregar al público en general una guía precisa y sencilla para salir del endeudamiento. Si tienes alguna pregunta para Juan Carlos puedes escribirle a director@despertarsindeudas.com

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